Nutrición y menopausia: nuevos hábitos

Mariana Álvarez, responsable de Nutrición del Instituto Palacios contesta a nuestras dudas:

¿Hay algún tipo de alimentos que NO se puede tomar en la menopausia?

Yo creo que no es conveniente “prohibir” alimentos, sino enseñar a las personas a elegir en función de la calidad nutricional de los mismos y los beneficios que nos pueden aportar. Se trabaja la frecuencia de consumo, la interpretación del etiquetado y demás  y  de esa forma se aprenden a manejar los menos saludables o los menos convenientes.

Por otro lado, en menopausia debemos aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal que nos aportan un gran contenido de fibra y fitoestrógenos.

En cuanto a  las proteínas, los huevos, las de origen vegetal como las legumbres, la soja, los frutos secos son muy recomendables y si decidimos aportarlas a través de la carne,  elegir cortes magros y evitar las procesadas,.

Debemos controlar el aporte de grasas, priorizando también las de origen vegetal que contienen ácidos grasos insaturados como los que encontramos en el  aceite de oliva, aguacate, semillas y en cuanto a los cereales, priorizar aquellos que sean de grano entero o integrales, evitando los refinados.

La población en general y, sobre todo, la mayoría de las mujeres estamos acostumbradas a relacionar dietas con prohibiciones. Se piensa que si no es una dieta restrictiva no será efectiva, el pensamiento mágico nos lleva a asociar dieta con el hecho de que sea durante un periodo corto de tiempo, cuanto más corto mejor; con esto lidian los nutricionistas y endocrinólogos, un enemigo cada vez más potente porque vivimos en la sociedad de la inmediatez  a todos los niveles.

Sí, totalmente, es nuestra lucha diaria, convencer a la gente de que “hacer una dieta” no es la solución, sino cambiar hábitos que se puedan mantener en el tiempo. Si lo planteamos como una dieta que se impone al paciente, tiende al fracaso porque la persona se aburre, no puede adaptar sus gustos, vida social, laboral, preferencias y aversiones. Lo hace por un tiempo y cuando lo deja y vuelve a los hábitos anteriores, se vuelve a coger peso y es algo que está comprobado. La solución es dejar de pensar en que tenemos que ponernos el bikini, o estar guapos para una boda, TENEMOS QUE ESTAR SANOS PARA TODA LA VIDA y eso conlleva un compromiso a largo plazo que si es demasiado restrictivo, se abandona.

Tenemos que dejar las prisas y pensar que esto, como cualquier proceso, cuanto más lento, mejor, puesto que nos dará tiempo de ir adquiriendo nuevos hábitos, trabajar nuestros puntos débiles, manejar situaciones especiales y aprender a resolver por sí solos las cuestiones relacionadas con nuestra alimentación.

Mariana, la pregunta sobre los alimentos prohibidos es muy frecuente en las consultas de menopausia ¿El sobrepeso ocurre en todos los casos o solo en aquellas mujeres que antes de la menopausia tenían problemas con su peso?

No tiene por qué, hay pacientes que fueron delgadas toda su vida y al llegar a la menopausia se les dispara el peso, igual que las hay que no tienen ese problema y pasan por esta etapa sin que el peso se resienta. Lo cierto es que si una persona tuvo problemas con su peso toda la vida, es probable se haya sometido a varias dietas, que seguramente hayan sido muy restrictivas y hayan provocado lo que conocemos como “efecto yo-yo” que es cuando después de un tratamiento volvemos a coger peso que suele ser superior al que teníamos al inicio. Este antecedente sí que puede agravar más la situación porque el metabolismo viene ya “resentido” por decirlo de alguna forma y por lo tanto en la menopausia hay más posibilidades de que el peso aumente o sea más difícil controlarlo.

En el caso de sobrepeso a estas edades ¿hay que seguir una dieta especial, de manera que tenemos que descartar alimentos en nuestra vida diaria?

Son similares a los que descartaríamos en otra etapa de la vida, la diferencia estará indicada por la situación y características particulares del paciente que en menopausia tienen mucho protagonismo puesto que no todas las mujeres tienen los mismos síntomas, y tenemos que adaptarnos a ellos.

La modalidad, como hemos dicho antes, es la de informar, reeducar e implicar a la persona en el tratamiento, permitiendo que el paciente sea el que vaya descartando o tomando con menor frecuencia aquellos alimentos que no le convienen y aprenda a elegir y a tomar sus propias  decisiones.

¿Hay grandes diferencias en este sentido entre una dieta de adelgazamiento y un mantenimiento de peso?

Pues no, porque eso es lo que debemos evitar. Muchos pacientes me preguntan: y cuando empezamos el mantenimiento? y esto es porque están acostumbrados a este tipo de abordaje, si embargo, está comprobado que no funciona por el motivo que explicábamos antes.

Si nos planteamos un cambio paulatino de hábitos, el “mantenimiento” comienza cuando acordamos con el paciente frenar la pérdida de peso, pero consiste en seguir alimentándose de manera saludable, y organizada, con algunas que otras elecciones que pueden no ser las ideales, pero que intentamos que coincidan con situaciones especiales; celebraciones, salidas, etc, situaciones puntuales que se afrontan con el compromiso de retomar la forma de comer que hemos aprendido una vez que pasamos ese momento.

De esa manera el paciente aprende a disfrutar sin pasarse porque no es un “día libre”, sino una elección que hace a conciencia y con responsabilidad. Por eso, en educación alimentaria trabajamos mucho, entro otras cosas, la toma de decisiones.

¿Cuál es el consejo que más aprecian las pacientes con menopausia que tienen que perder peso?

Bueno, en general se agradece mucho la variedad, la incorporación de alimentos nuevos, y las formas de preparación fáciles y rápidas. Esto creo que viene dado por la restricción que se ha hecho durante mucho tiempo, sometiendo al paciente a dietas donde la oferta de alimentos era muy escasa y venía impuesta.

También la información, que se explique por que antes se decía una cosa y ahora otra,  esto en nutrición pasa mucho porque es una ciencia que cambia constantemente, que se trabajen mitos, y sobre todo, la EMPATIA y la MOTIVACIÓN que son fundamentales en esta profesión, y para conseguirlas debemos escuchar al paciente.