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Entrevista realizada por Celia Arroyo a Rosario Castaño
C.A.: ¿Por qué a algunas parejas les cuesta recuperar las relaciones sexuales después de tener un hijo?
R.C.: Puede haber muchos motivos, para entender cuál es el problema es muy importante saber cómo eran las relaciones sexuales antes del embarazo. Esto, a su vez, depende de muchos factores como la personalidad, el nivel de intimidad y confianza de la pareja o el momento en el que esta se encontraba antes del embarazo. No es lo mismo que el bebé haya llegado en la fase de inicio, de amantes, en una relación romántica, a que la pareja lleve muchos años juntos. Tampoco es lo mismo que sea el primer hijo a que ya tengan hijos.
C.A.: En el caso del primer hijo, ¿qué cambios se producen?
R.C.: Los nuevos padres tienen que hacer la transición de la pareja a la familia. El romanticismo pierde importancia en favor de un sentimiento de ternura y protección que denominamos apego. Tienen que adaptarse a que hay un tercero que les necesita y con el que tienen que crear un nuevo vínculo, y eso requiere tiempo. La mayoría de las parejas después de un parto recuperan las relaciones sexuales pero de manera distinta, porque son diferentes siendo los mismos. Han sufrido una serie de transformaciones y es importante que sean conscientes de esto.
C.A.: ¿Qué sucede con las relaciones sexuales tras la llegada de un bebé?
R.C.: No hay trabajos que demuestren que el hecho de que nazca un hijo implique pérdida de deseo sexual, pero si es cierto que en el periodo en que dura la cuarentena hay una bajada de hormonas en el que la mujer está mucho más ocupada y mucho más enfocada al hijo que a la pareja. Necesita más de la protección que del deseo. Todo su deseo está puesto en sacar a esa criatura adelante.
C.A.: ¿Cuánto tiempo suele tardar una pareja en retomar sus relaciones sexuales?
R.C.: Cada pareja es distinta, pero hasta los 6 meses no creo que debiera constituir una preocupación. Muchas parejas se precipitan en su preocupación por retomar las relaciones sexuales. Piensan “necesitamos recuperar rápidamente cómo estábamos antes”, se guían por el mandato social de que “una pareja que está bien tiene sexo” cuando en realidad se necesita un tiempo de adaptación. Ese miedo a “lo he perdido” es lo que en muchas ocasiones hace que se pierda el deseo. Uno de los peores errores que puede cometer una pareja es no querer cambiar, vivir siempre en la nostalgia de “cuando nos conocimos”. Esto hace que una pareja no avance, es fundamental incorporar las experiencias vitales importantes a las relaciones de pareja y a la sexualidad, que es una de las maneras en las que se expresa la pareja.
C.A.: ¿A nivel psicológico qué cambios se producen en una mujer cuando es madre?
R.C.: El principal cambio es de estatus y afecta enormemente a su identidad, pasa de ser hija a ser madre. A nivel psicológico aparecen muchos fantasmas de la infancia, si hay conflictos no resueltos es frecuente que aparezcan tras dar a luz. Es por ello que a veces se desencadenan depresiones u otro tipo de sintomatología. La recién estrenada madre va a tener muy presente los mandatos maternos de su propia madre, de manera que es probable que se comporte como lo hacía su madre con ella. También puede suceder lo contrario, que la mujer trate de reparar a través del cuidado de su bebé lo que ella considera que fueron fallos de su madre a la hora de cuidarla a ella.
C.A.: ¿Y en los hombres? ¿Qué significa para ellos ser padres?
R.C.: En los hombres se produce algo similar, también para ellos la infancia vuelve con mucha fuerza. Hombres y mujeres pueden entrar en lo que denominamos estados regresivos tras ser padres. Esto significa que vuelven a momentos anteriores del desarrollo psíquico. Cuando esto se produce, idealizan el hijo que quieren tener, desean reparar los déficits de su propia infancia desempeñando su función como padres mejor de lo que los suyos lo hicieron. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes; todos queremos hacer las cosas mejor, pero el inconveniente es la idealización que puede transformar la crianza en un acto de “tenemos que ser los mejores, y nuestro hijo tiene que ser el mejor”. Cuando se crea esta tensión, se descuidan todos los demás aspectos, entre ellos las relaciones sexuales.
C.A.: Muchas mujeres atribuyen la disminución del deseo sexual a los cambios que se producen en su cuerpo. ¿Qué opinas de esto?
R.C.: Es cierto que ambos tienen que adaptarse a los cambios en el cuerpo de ella, pero en mi experiencia es la autoestima de la mujer antes del embarazo, la relación que tenía con su cuerpo antes de ser madre, el factor fundamental. Si se sentía bien con su cuerpo antes del embarazo, la adaptación es más fácil. Sin embargo, si ya tenía problemas con su imagen corporal, los cambios pueden afectarle mucho. Si ella no se siente deseable, el deseo de ambos disminuye. Las relaciones sexuales se pueden vivir en clave de intimidad y humor o en clave de “tengo que dar una imagen, tengo que ser perfecta, tengo que estar bien en la cama”. Estas relaciones donde la persona no puede ser ella misma, son de por sí menos satisfactorias. Si a eso le añadimos la vulnerabilidad que aflora tras dar a luz, las relaciones se vuelven aún más difíciles.
C.A.: Y en el caso de los hombres, ¿qué otros factores pueden ser un obstáculo para recuperar el deseo sexual?
R.C.: Para algunos hombres el hecho de que la mujer dé a luz afecta mucho a su deseo sexual porque ven a la pareja como una madre y no como una mujer. A veces sucede de manera inconsciente, tiene que ver con lo que hablábamos antes de procesos regresivos y conflictos infantiles. En estos casos es posible que se necesite terapia para recuperar el deseo sexual.
C.A.: ¿Qué cosas pueden ayudar a una pareja a retomar las relaciones sexuales tras la llegada del bebé?
R.C.: Planificar una primera cita puede ser una buena manera de comenzar. Si las condiciones económicas lo permiten, tener una cita fuera de casa, por ejemplo en un hotel, puede ser de gran ayuda, pero si no también puede hacerse algo especial en casa. En esta planificación dejar a su bebé al cuidado de otra persona de confianza, implica darse permiso para retomar las relaciones sexuales. Hay parejas que cuando tienen un bebé son incapaces de separarse del bebé y eso obviamente va a ser un impedimento porque la pareja necesita intimidad.
C.A.: ¿Planificar una cita no rompe la espontaneidad del encuentro sexual?
R.C.: No, el placer no está solo en la relación sexual sino en la anticipación del placer. En arreglarse, en crear un ambiente favorecedor. Algunas personas pueden tener miedo de esa cita, es normal, porque puede que lleven muchos meses sin tener relaciones y porque ambos han cambiado y esta cita es un reencuentro en el que tienen que reinventar su sexualidad.
C.A.: ¿A qué te refieres con reinventar la sexualidad?
R.C.: Por ejemplo algunos hombres después de la llegada del bebé no se sienten cómodos en “la postura del misionero”, porque la relacionan con el parto, con la imagen de la mujer con las piernas abiertas dando a luz. Puede que en esa postura la pareja se sintiera cómoda antes del parto y ahora tendrán que buscar otras formas de darse placer. Otro ejemplo es el de las mujeres a las que les han dado puntos y tienen más sensibilidad en ciertas zonas, también necesitarán innovar otras posturas en las que se sientan bien. Es muy importante no empeñarse en recrear las mismas prácticas de antes del parto, porque a lo mejor lo que antes servía ahora no sirve. Y es fundamental no poner el foco en el coito sino en sentirse a gusto y darse placer. Si alguno de los dos no se siente cómodo con la penetración es importante que puedan hablarlo y dejar esa práctica para más adelante. Yo siempre recomiendo que utilicen todos los recursos a su alcance, por ejemplo las cremas lubricantes pueden ser de gran ayuda en las primeras relaciones.
C.A.: ¿Qué le dirías a una pareja preocupada por retomar las relaciones sexuales tras tener un hijo?
R.C.: La llegada de un hijo nos transforma como personas y como pareja y por tanto es muy frecuente que transforme también las relaciones sexuales. Los cambios siempre nos dan miedo y requieren un periodo de adaptación. Es importante ser conscientes de ello y tener paciencia, buscar el momento adecuado y explorar y reinventar el placer sexual.
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Entrevista realizada por Celia Arroyo a Rosario Castaño
C.A.: ¿Por qué a algunas parejas les cuesta recuperar las relaciones sexuales después de tener un hijo?
R.C.: Puede haber muchos motivos, para entender cuál es el problema es muy importante saber cómo eran las relaciones sexuales antes del embarazo. Esto, a su vez, depende de muchos factores como la personalidad, el nivel de intimidad y confianza de la pareja o el momento en el que esta se encontraba antes del embarazo. No es lo mismo que el bebé haya llegado en la fase de inicio, de amantes, en una relación romántica, a que la pareja lleve muchos años juntos. Tampoco es lo mismo que sea el primer hijo a que ya tengan hijos.
C.A.: En el caso del primer hijo, ¿qué cambios se producen?
R.C.: Los nuevos padres tienen que hacer la transición de la pareja a la familia. El romanticismo pierde importancia en favor de un sentimiento de ternura y protección que denominamos apego. Tienen que adaptarse a que hay un tercero que les necesita y con el que tienen que crear un nuevo vínculo, y eso requiere tiempo. La mayoría de las parejas después de un parto recuperan las relaciones sexuales pero de manera distinta, porque son diferentes siendo los mismos. Han sufrido una serie de transformaciones y es importante que sean conscientes de esto.
C.A.: ¿Qué sucede con las relaciones sexuales tras la llegada de un bebé?
R.C.: No hay trabajos que demuestren que el hecho de que nazca un hijo implique pérdida de deseo sexual, pero si es cierto que en el periodo en que dura la cuarentena hay una bajada de hormonas en el que la mujer está mucho más ocupada y mucho más enfocada al hijo que a la pareja. Necesita más de la protección que del deseo. Todo su deseo está puesto en sacar a esa criatura adelante.
C.A.: ¿Cuánto tiempo suele tardar una pareja en retomar sus relaciones sexuales?
R.C.: Cada pareja es distinta, pero hasta los 6 meses no creo que debiera constituir una preocupación. Muchas parejas se precipitan en su preocupación por retomar las relaciones sexuales. Piensan “necesitamos recuperar rápidamente cómo estábamos antes”, se guían por el mandato social de que “una pareja que está bien tiene sexo” cuando en realidad se necesita un tiempo de adaptación. Ese miedo a “lo he perdido” es lo que en muchas ocasiones hace que se pierda el deseo. Uno de los peores errores que puede cometer una pareja es no querer cambiar, vivir siempre en la nostalgia de “cuando nos conocimos”. Esto hace que una pareja no avance, es fundamental incorporar las experiencias vitales importantes a las relaciones de pareja y a la sexualidad, que es una de las maneras en las que se expresa la pareja.
C.A.: ¿A nivel psicológico qué cambios se producen en una mujer cuando es madre?
R.C.: El principal cambio es de estatus y afecta enormemente a su identidad, pasa de ser hija a ser madre. A nivel psicológico aparecen muchos fantasmas de la infancia, si hay conflictos no resueltos es frecuente que aparezcan tras dar a luz. Es por ello que a veces se desencadenan depresiones u otro tipo de sintomatología. La recién estrenada madre va a tener muy presente los mandatos maternos de su propia madre, de manera que es probable que se comporte como lo hacía su madre con ella. También puede suceder lo contrario, que la mujer trate de reparar a través del cuidado de su bebé lo que ella considera que fueron fallos de su madre a la hora de cuidarla a ella.
C.A.: ¿Y en los hombres? ¿Qué significa para ellos ser padres?
R.C.: En los hombres se produce algo similar, también para ellos la infancia vuelve con mucha fuerza. Hombres y mujeres pueden entrar en lo que denominamos estados regresivos tras ser padres. Esto significa que vuelven a momentos anteriores del desarrollo psíquico. Cuando esto se produce, idealizan el hijo que quieren tener, desean reparar los déficits de su propia infancia desempeñando su función como padres mejor de lo que los suyos lo hicieron. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes; todos queremos hacer las cosas mejor, pero el inconveniente es la idealización que puede transformar la crianza en un acto de “tenemos que ser los mejores, y nuestro hijo tiene que ser el mejor”. Cuando se crea esta tensión, se descuidan todos los demás aspectos, entre ellos las relaciones sexuales.
C.A.: Muchas mujeres atribuyen la disminución del deseo sexual a los cambios que se producen en su cuerpo. ¿Qué opinas de esto?
R.C.: Es cierto que ambos tienen que adaptarse a los cambios en el cuerpo de ella, pero en mi experiencia es la autoestima de la mujer antes del embarazo, la relación que tenía con su cuerpo antes de ser madre, el factor fundamental. Si se sentía bien con su cuerpo antes del embarazo, la adaptación es más fácil. Sin embargo, si ya tenía problemas con su imagen corporal, los cambios pueden afectarle mucho. Si ella no se siente deseable, el deseo de ambos disminuye. Las relaciones sexuales se pueden vivir en clave de intimidad y humor o en clave de “tengo que dar una imagen, tengo que ser perfecta, tengo que estar bien en la cama”. Estas relaciones donde la persona no puede ser ella misma, son de por sí menos satisfactorias. Si a eso le añadimos la vulnerabilidad que aflora tras dar a luz, las relaciones se vuelven aún más difíciles.
C.A.: Y en el caso de los hombres, ¿qué otros factores pueden ser un obstáculo para recuperar el deseo sexual?
R.C.: Para algunos hombres el hecho de que la mujer dé a luz afecta mucho a su deseo sexual porque ven a la pareja como una madre y no como una mujer. A veces sucede de manera inconsciente, tiene que ver con lo que hablábamos antes de procesos regresivos y conflictos infantiles. En estos casos es posible que se necesite terapia para recuperar el deseo sexual.
C.A.: ¿Qué cosas pueden ayudar a una pareja a retomar las relaciones sexuales tras la llegada del bebé?
R.C.: Planificar una primera cita puede ser una buena manera de comenzar. Si las condiciones económicas lo permiten, tener una cita fuera de casa, por ejemplo en un hotel, puede ser de gran ayuda, pero si no también puede hacerse algo especial en casa. En esta planificación dejar a su bebé al cuidado de otra persona de confianza, implica darse permiso para retomar las relaciones sexuales. Hay parejas que cuando tienen un bebé son incapaces de separarse del bebé y eso obviamente va a ser un impedimento porque la pareja necesita intimidad.
C.A.: ¿Planificar una cita no rompe la espontaneidad del encuentro sexual?
R.C.: No, el placer no está solo en la relación sexual sino en la anticipación del placer. En arreglarse, en crear un ambiente favorecedor. Algunas personas pueden tener miedo de esa cita, es normal, porque puede que lleven muchos meses sin tener relaciones y porque ambos han cambiado y esta cita es un reencuentro en el que tienen que reinventar su sexualidad.
C.A.: ¿A qué te refieres con reinventar la sexualidad?
R.C.: Por ejemplo algunos hombres después de la llegada del bebé no se sienten cómodos en “la postura del misionero”, porque la relacionan con el parto, con la imagen de la mujer con las piernas abiertas dando a luz. Puede que en esa postura la pareja se sintiera cómoda antes del parto y ahora tendrán que buscar otras formas de darse placer. Otro ejemplo es el de las mujeres a las que les han dado puntos y tienen más sensibilidad en ciertas zonas, también necesitarán innovar otras posturas en las que se sientan bien. Es muy importante no empeñarse en recrear las mismas prácticas de antes del parto, porque a lo mejor lo que antes servía ahora no sirve. Y es fundamental no poner el foco en el coito sino en sentirse a gusto y darse placer. Si alguno de los dos no se siente cómodo con la penetración es importante que puedan hablarlo y dejar esa práctica para más adelante. Yo siempre recomiendo que utilicen todos los recursos a su alcance, por ejemplo las cremas lubricantes pueden ser de gran ayuda en las primeras relaciones.
C.A.: ¿Qué le dirías a una pareja preocupada por retomar las relaciones sexuales tras tener un hijo?
R.C.: La llegada de un hijo nos transforma como personas y como pareja y por tanto es muy frecuente que transforme también las relaciones sexuales. Los cambios siempre nos dan miedo y requieren un periodo de adaptación. Es importante ser conscientes de ello y tener paciencia, buscar el momento adecuado y explorar y reinventar el placer sexual.
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