Vaginismo: Cuando la penetración no es posible

Entrevista realizada a Rosario Castaño por Celia Arroyo

C.A: ¿Qué es el vaginismo?

RC: Hablamos de vaginismo cuando la mujer contrae involuntariamente la musculatura que rodea el tercio exterior de la vagina en el momento en el que se va a producir el coito, de manera que imposibilita la penetración. No es algo que suceda en una ocasión porque se encuentre particularmente nerviosa, sino que se produce de manera recurrente.

C.A: ¿Es lo mismo vaginismo que dispareunia?

RC: No, cuando hablamos de dispareunia nos referimos al dolor en las relaciones sexuales, un dolor que no es puntual sino crónico. En la dispareunia sí puede haber penetración, lo que sucede es que ésta es dolorosa. Lo que sucede es que las mujeres que sienten dolor en sus relaciones sexuales, con el tiempo tienden a evitarlas. Algunas incluso empiezan a temer el momento de la penetración pues anticipan el dolor que sintieron en otras ocasiones y como consecuencia de ello pueden llegar a desarrollar vaginismo, cuando esto sucede lo denominamos vaginismo secundario.

C.A: ¿El vaginismo se debe a causas físicas o psicológicas?

R.C: En la dispareunia es más frecuente que puedan influir factores orgánicos como enfermedades inflamatorias de la pelvis, endometriosis, atrofia vaginal, trastornos hormonales, uso de drogas, etc. Pero en el vaginismo las causas son fundamentalmente psicológicas, sólo un diez por ciento de los casos se debe a algún problema orgánico.

C.A: ¿Cuándo hablas de causas psicológicas te refieres a traumas, tales como haber sufrido abusos sexuales en la infancia?

R.C: No, es decir, por supuesto es una posibilidad, pero no es lo habitual. Cuando hablo de causas psicológicas me refiero a factores de desarrollo, de personalidad y a aspectos relacionales.

C.A: ¿Hay un perfil de personalidad que defina a las mujeres que padecen vaginismo?

R.C: Un perfil no, pero en mi experiencia como terapeuta sí observo que muchas de las mujeres que he tratado tienen algunos rasgos de personalidad en común. A menudo se trata de mujeres con cierto nivel de dependencia emocional que tienen o han tenido dificultades para enfrentarse a las demandas que implica la vida adulta, les resulta complejo detectar emociones sobre todo negativas y expresar sentimientos, no les gusta perder el control y necesitan tener todo organizado, planificado en todos los niveles de su vida.

C.A: ¿Las mujeres que padecen vaginismo tienen otro tipo de relaciones sexuales?

R.C: Depende de la gravedad de sus síntomas. Es frecuente que se mantengan todo tipo de relaciones sexuales, excluyendo la penetración; sólo en los casos más graves se llega a anular todo tipo de deseo sexual, no hay excitación y se evita cualquier tipo de contacto físico con la pareja, llegando a desarrollar fobia al sexo.

C.A: Me imagino que el vaginismo debe ser un problema importante para las mujeres que lo padecen a la hora de establecer y mantener una relación de pareja.

R.C: Sin duda, de hecho es el principal motivo de consulta. Se sienten avergonzadas o “menos mujeres” por su problema. Tienen mucho miedo a que su pareja las abandone, eso hace que muchas de ellas corten la relación por miedo a que él la deje. En otros casos se emparejan con hombres que en un principio parecen estar conformes con una relación sin coito, pero ambos tienen la fantasía de que el problema desaparecerá y con el tiempo ellos les reprochan que no puedan tener relaciones completas o simplemente dejan de acercarse sexualmente. Ellas se sienten presionadas, a veces están muy enfadadas con su pareja pero no pueden expresarlo y eso genera una dinámica de desencuentros donde no hay una intimidad genuina.

C.A: Entonces dices que el principal motivo de consulta gira entorno a los problemas que supone de cara a la pareja, ¿Y su propio placer?, ¿les preocupa?

R.C: A menudo no se han planteado qué es lo que ellas quieren, cuál es su deseo. El miedo, la culpa y la vergüenza, no les permiten pensar en ello. Ese es el principal objetivo de la terapia, poder descubrir sus deseos, reconstruir su mundo relacional, centrar la terapia en sus necesidades y no en las de los otros.

C.A: Los hombres que tienen una relación de pareja con una mujer que padece vaginismo, estarán muy perdidos, ¿Hay algo que puedan hacer para ayudarlas?

R.C: Sí, están muy perdidos, sobre todo porque piensan que el problema es exclusivamente de la mujer, y es cierto, que todo empezó por un dolor y una conducta de evitación a la penetración pero con el tiempo los dos aprenden y se adaptan a practicar sexo de una determinada manera y son los dos los que tienen que recibir tratamiento, yo soy partidaria de una primera etapa de terapia individual con la mujer y una segunda etapa de terapia sexual de pareja, porque los dos deben aprender nuevas maneras de hacer y porque se debe evitar dejar toda la responsabilidad de la buena marcha de la vida sexual de la pareja sólo en manos de la mujer.

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