Amor 2.0: Enamorarse por internet

Celia Arroyo

Psicóloga y psicoterapeuta

“El amor, a quien pintan ciego, es vidente y perspicaz porque el amante ve cosas que el indiferente no ve y por eso ama”. José Ortega y Gasset.

¿Por qué es más fácil enamorarse en contextos virtuales? Hay una parte muy importante del enamoramiento que tiene que ver más con nosotros mismos que con el otro. Con nuestras proyecciones, con lo que queremos ver en la otra persona.

Esta idealización del ser amado que se produce en todo proceso romántico es mayor en los contextos virtuales, en los que solemos comunicarnos a través de un avatar, que es una representación mejorada de nosotros mismos. En los contextos reales también intentamos (o deberíamos hacerlo) ofrecer nuestra mejor cara durante el proceso de cortejo, pero hay dos factores que suponen cierto obstáculo a esa idealización. Por un lado está el estrés que acompaña a esa situación. Y por otro, la comunicación no verbal, que es la responsable de transmitir la información emocional. La expresión facial, los gestos, el tono y el ritmo de la voz, el olor corporal, etc., son elementos que operan de manera inconsciente en la atracción interpersonal. Cuando dos personas se entienden, sus ritmos corporales buscan un compás, bailan con la mirada, con las inflexiones de la voz, en términos de D. Stern “entonan emocionalmente”. Lo contrario sucede cuando alguien no nos gusta, cuando nos da mala espina y no podemos explicar por qué.

Cuando escogemos a alguien en el catálogo de un ‘dating service’ y comenzamos a hablar con esa persona, lo hacemos a través de chats, emails, etc. Es decir, utilizamos únicamente la comunicación verbal. Además, el estrés que implica una cita cara a cara desaparece. Nos sentimos seguros, estamos dentro de nuestro nivel de confort. Imaginemos la escena de dos personas ligando en pijama mientras comen palomitas y se desnudan emocionalmente a través del ordenador. Y digo que se desnudan emocionalmente porque el nivel de confidencias en las cibercitas es superior al que tiene lugar en las citas reales, debido precisamente a esa sensación de seguridad. El grado de confidencias es otro de los factores que contribuyen al enamoramiento.

Mientras todo esto sucede desde la comodidad del salón de nuestra casa, no sabemos cómo es la voz del otro, cómo huele o cómo se mueve. Por supuesto, tenemos fotografías de nuestro ciberligue. Pero una persona puede resultarnos muy atractiva en efigie, y luego desagradarnos en vivo, o a la inversa.

Me viene a la cabeza la famosa obra de Edmond de Rostand, ‘Cyrano de Bergerac’. ¿De quién se enamora Roxana? ¿De Cyrano, que a través de sus palabras conecta con su alma? ¿O de Christian, con quien no tiene ningún interés común, pero por el que siente una enorme atracción física? La obra nos dice que de Cyrano, porque en ella triunfa el amor platónico, desdeñando la importancia que el cuerpo juega en el amor. ¿Acaso no es importante la manera en la que se entienden Roxana y Christian? Sus cuerpos bailan, entonan emocionalmente.

En la experiencia amorosa, el cuerpo y el alma de quienes aman deben encontrar cierto grado de equilibrio. En el primer estadio de conocer a alguien por internet se produce un ‘efecto Cyrano’. Las personas llegan a sentirse profundamente enamoradas por internet. Y entonces llega la hora de la verdad: la cita real. Cuántos relatos de desilusiones he escuchado a este respecto. Personas que cuando se conocen simplemente no se gustan. Vuelven a casa con su maleta de expectativas cargada de decepciones, sintiendo que han perdido algo que en realidad nunca tuvieron.

A estas alturas, el lector puede haberse convencido de que los ‘dating services’ son una mala herramienta para buscar pareja. Nada más lejos de la realidad. Son una herramienta nueva, desconocida, con reglas distintas a las de los cortejos tradicionales, pero con un sinfín de posibilidades.

Una regla importante para combatir el ‘efecto Cyrano’ y evitar desilusiones es no prolongar demasiado las conversaciones online. Cuando creemos que una persona puede interesarnos, es importante concertar una cita cara a cara y comprobar si efectivamente nos gusta. Se pueden hacer muchos usos de los ‘dating services’, si lo que queremos es construir una pareja real, conviene usarlos como una herramienta para conocer personas que no habríamos podido encontrar dentro de nuestro entorno.

Para reflexionar:

  • Los contextos virtuales aumentan el nivel de idealización que se produce en el enamoramiento. Esto se debe al uso de avatares, la ausencia de comunicación no verbal y la desaparición de la ansiedad asociada al cortejo en situaciones reales.
  • Cuando la relación virtual se prolonga, se produce el ‘efecto Cyrano’, lo que puede llevar a enormes desilusiones cuando las personas se conocen cara a cara.
  • Para evitar el ‘efecto Cyrano’ es importante concertar una cita real, lo antes posible, cuando comprobamos que una persona puede ser de nuestro interés.

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