COVID-19 y embarazo

COVID 19 Y EMBARAZO

Dr. Santiago Palacios. Director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer

Los datos de pandemias anteriores y la influenza estacional sugieren que las mujeres embarazadas pueden tener un mayor riesgo de morbilidad y mortalidad asociadas a infecciones con la enfermedad de la COVID-19. Los cambios fisiológicos en el embarazo normal y los cambios metabólicos y vasculares en los embarazos de alto riesgo pueden ser los responsables de este mayor riesgo. De hecho, los primeros informes indican que, entre otros resultados adversos, la preeclampsia (subida de tensión arterial durante el embarazo), puede ser más común en mujeres embarazadas con COVID-19.

Hay que señalar que la neumonía (si la hubiera) podría ser más grave en las mujeres embarazadas, independientemente del COVID ‐ 19, porque el útero aumentado por el embarazo, levanta el diafragma y comprime los pulmones. Por lo que inhibe la ventilación y hace que los pulmones sean más propensos a la congestión. Por ello, hay que insistir en las medidas preventivas y de higiene. Un ejemplo es  que el virus se excreta en las heces, por eso deben asegurarse de lavarse las manos con jabón después de usar el baño y antes de comer. Se recomienda lavarse las manos con frecuencia y desinfectarlas con alcohol después de tocar un panel táctil, o un cajero automático, tras haber estado en un lugar público o después de tocar una correa de tren o un pasamanos.


VISITAS PRENATALES

El consenso entre todas las sociedades recomienda el uso de la telemedicina para las visitas prenatales.

La ecografía y la vigilancia prenatal deben combinarse con visitas para pruebas de laboratorio o atención prenatal.

Los pacientes deben ser evaluados para detectar síntomas, antecedentes de viajes e historial de contactos antes de cualquier visita personal; y aquellos que son sintomáticos o que cumplen con los criterios, deben someterse a pruebas para el SARS-CoV-2 utilizando PCR.


PARTO

En cuanto al parto, las instituciones deben tener un área designada para la clasificación, detección y admisión de pacientes positivos para el SARS-CoV-2.  El modo y el momento del parto deben seguir las indicaciones obstétricas de rutina, teniendo en cuenta que el COVID-19, por sí solo, no es una indicación de nada especial, a menos que haya sufrimiento fetal o deterioro del estado clínico materno.

Las sociedades recomiendan que solo un individuo asintomático sano que brinde apoyo a la gestante, esté presente durante el trabajo de parto y el parto. Los procedimientos que generan aerosoles, que incluyen empujar con fuerza durante la segunda etapa del trabajo de parto y la suplementación de oxígeno para la reanimación intrauterina, deben limitarse y usarse el equipo de protección personal (mascarilla N95) apropiado.

Los partos en el agua están contraindicados debido a la capacidad limitada de monitorear a la madre y al bebé y al riesgo de transmisión fecal.


POSPARTO

En cuanto a la atención posparto se debe animar a la lactancia materna y no se recomienda la separación de la madre y el bebé, a menos que la madre esté gravemente enferma. Se aconseja a las madres que sigan una higiene respiratoria adecuada mediante el uso de máscaras durante el contacto piel a piel y la lactancia.

Las madres deben lavarse las manos antes de tocar a sus bebés o tocar las bombas o biberones y deben evitar toser mientras sus bebés se alimentan. Todas las superficies y los extractores de leche deben desinfectarse después de cada uso. En un esfuerzo por limitar la exposición a infecciones. La duración de la estadía en el hospital debe reducirse a 1 día para los partos vaginales y a 2 días para las cesáreas. Las visitas posparto deben realizarse online y aconsejar a las pacientes que continúen cumpliendo con el distanciamiento social después del alta.