Cuando la falta de deseo sexual es una preocupación

Cuando la falta de deseo sexual es una preocupación.

Rosario Castaño.

Un 27% de mujeres europeas, entre 40 y 80 años de edad, manifiestan falta de deseo e interés sexual. El trastorno del deseo sexual hipoactivo es uno de las disfunciones sexuales femeninas más comunes y las que más se consultan en ginecología.

El deseo sexual es, en gran parte, el responsable de que las relaciones sexuales sean atractivas, que se esperen con gran expectación e ilusión los encuentros íntimos con nuestra pareja y  se quiera repetir la experiencia una y otra vez. El deseo nos acerca a la otra persona, aumenta la tensión y favorece la excitación; en esa búsqueda de amor y sexo se encuentra un placer tanto físico como emocional que nos transmite energía, da sentido a la vida y aunque, comprobamos que ese deseo nunca llega a satisfacerse del todo, precisamente, es eso lo que favorece y mantiene la tensión amorosa.

Este deseo sexual tiene influencia en el estado físico y en el estado de ánimo y a su vez, su ritmo va a estar marcado por el estado de salud general tanto física como mental y por la buena comunicación con nuestra pareja.

Cuando alguien dice esta frase castellana tan hermosa “tengo ganas de verte, tengo ganas de sexo contigo” es porque se encuentra lleno de energía, sin embargo cuando se presenta algún conflicto personal o problema de salud, el deseo va desapareciendo y se instala la desgana, parece que relacionarse requiera demasiado esfuerzo y el cansancio físico y mental se apodera y contamina toda la relación.

Vivimos en una sociedad donde se ha establecido la idea de que el sexo es bueno y saludable a cualquier edad, se pueden tener relaciones sexuales satisfactorias durante toda la vida; la sexualidad cambia con la edad pero no tiene por qué convertirse en una sexualidad problemática; en general todo lo relativo a la sexualidad despierta grandes expectativas, sin embargo no es cierto que el sexo sea bueno siempre, a veces es un impedimento y un estorbo, una forma de enfrentarnos a una serie de dificultades y problemas, por eso muchas parejas van evitando o postponiendo lo encuentros sexuales, porque estas relaciones se han ido impregnando de problemas, algunos podrán ser evitables, otos inevitables pero, en todo caso, preocupan y afectan a la buena marcha de la relación.

Hay múltiples causas de inhibición del deseo sexual:

  • Problemas de pareja y de convivencia
  • Pérdida de atracción física
  • Falta de confianza y complicidad con la pareja
  • Preocupaciones personales y familiares
  • Malas experiencias sexuales anteriores
  • La pareja ha dejado de ser un buen amante
  • Pereza sexual
  • Enfermedades crónicas
  • Toma de determinados fármacos
  • Depresión y ansiedad
  • Menopausia quirúrgica
  • Trastornos hormonales en el período de transición a la menopausia y en la menopausia.
  • Problemas de salud o sexuales de la pareja

Se pueden dar alguna de estas causas en cualquier etapa de la vida pero a partir de los 50 años, edad media de la menopausia, es cuando se están dando más casos de divorcio, las mujeres maduras se sienten más seguras y libres a la hora de tomar decisiones, perciben los cambios físicos, saben expresar sus deseos y quieren vivir la vida de una forma más intensa; aparte de sus experiencias personales y de todos los cambios familiares que se suelen dar en este período, también sus niveles hormonales van variando, lo que provoca cambios físicos y psíquicos.

Hay una relación directa entre los cambios hormonales, los cambios físicos, la edad, el estado de ánimo y el deseo sexual. Ellas lo expresan muy bien cuando vienen a consulta, no todas tienen los síntomas propios de la menopausia pero las que los presentan buscan el modo de aliviarlos.

Las mujeres que presentan un trastorno de deseo sexual hipoactivo nos cuentan que notan como si tuviesen el cuerpo anestesiado, no sienten nada, no les apetece acariciar ni ser acariciadas, no tienen pensamientos ni fantasías sexuales, ni espontáneas ni provocadas, no se sienten deprimidas, simplemente no tienen ganas de sexo y además, no entienden el motivo pues no hay problemas con la pareja, están como agotadas, sin fuerzas, sin energía, no se sienten ni femeninas ni atractivas. Les preocupa esa falta de interés sexual porque ven que su relación se va deteriorando y no quieren llegar a la separación.

Una distinción clara:

La testosterona es la hormona sexual por excelencia y su disminución brusca provoca falta de deseo, de energía y de sensación de bienestar.

La falta de estrógeno provoca sequedad vaginal, escozor y dolor en la relación.

Es importante que si tienes falta de deseo sexual y te preocupa, lo hables abiertamente con tu pareja y si lo ves necesario, con tú médico.

Puedes hacerte las siguientes preguntas:

En el último mes:

  1. ¿Cuántas veces he tenido ganas de tener relaciones sexuales?
  2. ¿Me he sentido descontenta por mi poco interés sexual?
  3. ¿Me he sentido totalmente indiferente con respecto al sexo?
  4. ¿Tardaba mucho en excitarme?
  5. ¿Me he sentido decepcionada por mi falta de deseo sexual?
  6. ¿He llegado al orgasmo con facilidad?
  7. ¿He sentido sequedad vaginal y dolor en la penetración?

Hacerse preguntas sobre nuestra actitud sexual y nuestra vida sexual nos ayudará a sentirnos más vivas y con más capacidad de control; es muy frecuente que nos enfrentemos al problema, primero mirando a otro lado tipo “aquí no pasa nada” o bien escondiendo la cabeza tipo “ya se resolverá sólo” y dejemos pasar el tiempo poniendo obstáculos de forma inconsciente pero, el sexo como todo lo delicado requiere que lo cuidemos y lo mantengamos vivo con un buen estado de salud y mucha imaginación.

Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer. Madrid.   http://www.institutopalacios.com

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