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Hoy 25 de Noviembre es el Día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres (International Day for the Elimination of Violence against Women) que se celebra todos los años desde que lo aprobó la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999. Unos lo denominan el día para recordar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y, otros, el día contra la violencia de género. Son dos maneras de decir lo mismo, aunque desde el punto de vista de la salud hay sutiles e importantes diferencias.
Cuando se aplicaba, exclusivamente, el criterio de salud de las mujeres en los protocolos de salud en asistencia médica, psicológica y de investigación, solamente se estudiaba aquello que físicamente diferencia a las mujeres de los hombres, es decir, las mujeres eran estudiadas por embarazo, prevención del mismo, embarazos de alto riesgo como las adolescentes, por ejemplo, pero no se buscaba más allá de esas diferencias.
Actualmente se aplica el criterio de género, porque al hablar de género no solamente pensamos en las diferencias físicas sino en las diferencias que se producen debido a las relaciones entre hombres y mujeres. Desde este criterio, se busca ver cómo se pueden atajar las diferencias que provocan situaciones de sometimiento y sufrimiento y que se deben, fundamentalmente, a la educación y el estilo de vida que viene impuesto por la sociedad, porque lo que diferencia a unos y otras no es el color rojo del sexo sino el color rosa y el color azul del género debido a imposiciones sociales y culturales.
El cuerpo es nuestra tarjeta de presentación que anuncia lo que uno se imagina ser y por quién quiere ser tomado, pero el cuerpo se va configurando a través de la influencia social y cultural y de la intimidad, que se asocia a los patrones de relación, un cuerpo que se transforma en una corporalidad que conforma y es conformada por el carácter y por la educación. Ser hombre o mujer, con genitales masculinos o femeninos, no dependerá tanto del cuerpo, aunque dependa de él, sino de un complejo juego de identificaciones y contra identificaciones que hasta ahora han recibido el nombre de identidad de género (un concepto que en Psicología está dejando de ser utilizado como tal y siendo sustituido por transgénero, bigénero, género Queer).
La identidad sexual constituye no sólo una parte de la identidad, también es una parte nuclear de nuestro carácter y personalidad, pero la asignación de los significados de sexo precede a la simbolización en el primer año de vida, ya no podemos hablar solamente de género masculino o género femenino sino de Agencia, un concepto que engloba la capacidad de incorporar de forma activa lo que socialmente se considera masculino o femenino en una misma persona. Cómo ser mujer o cómo ser hombre es una cuestión que no se pueda banalizar, es algo que se inicia desde el momento del nacimiento, pasa por una época crítica como la adolescencia y no deja de ir transformándose a lo largo de los primeros años de la vida adulta.
Cuando hablemos de género pensemos que los mandatos sociales engloban qué es ser mujer y qué es ser hombre en el siglo XXI y en la forma en que se relacionan hombres y mujeres en la intimidad; relaciones que en muchas ocasiones producen sutiles diferencias y sufrimientos que pueden llegar a convertirse en maltrato psicológico primero y finalmente en maltrato físico, el único maltrato del que tenemos noticia por los medios de comunicación.
Para evitar el dolor, la desesperación y la muerte de mujeres, todos, padres, legisladores, políticos, educadores, y profesionales de la salud tenemos que estar implicados en la prevención porque, hoy en día, hay un aumento de maltrato entre los adolescentes y jóvenes y, en esto, somos responsables todos los adultos que rodeamos a estos jóvenes.
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Hoy 25 de Noviembre es el Día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres (International Day for the Elimination of Violence against Women) que se celebra todos los años desde que lo aprobó la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999. Unos lo denominan el día para recordar la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres y, otros, el día contra la violencia de género. Son dos maneras de decir lo mismo, aunque desde el punto de vista de la salud hay sutiles e importantes diferencias.
Cuando se aplicaba, exclusivamente, el criterio de salud de las mujeres en los protocolos de salud en asistencia médica, psicológica y de investigación, solamente se estudiaba aquello que físicamente diferencia a las mujeres de los hombres, es decir, las mujeres eran estudiadas por embarazo, prevención del mismo, embarazos de alto riesgo como las adolescentes, por ejemplo, pero no se buscaba más allá de esas diferencias.
Actualmente se aplica el criterio de género, porque al hablar de género no solamente pensamos en las diferencias físicas sino en las diferencias que se producen debido a las relaciones entre hombres y mujeres. Desde este criterio, se busca ver cómo se pueden atajar las diferencias que provocan situaciones de sometimiento y sufrimiento y que se deben, fundamentalmente, a la educación y el estilo de vida que viene impuesto por la sociedad, porque lo que diferencia a unos y otras no es el color rojo del sexo sino el color rosa y el color azul del género debido a imposiciones sociales y culturales.
El cuerpo es nuestra tarjeta de presentación que anuncia lo que uno se imagina ser y por quién quiere ser tomado, pero el cuerpo se va configurando a través de la influencia social y cultural y de la intimidad, que se asocia a los patrones de relación, un cuerpo que se transforma en una corporalidad que conforma y es conformada por el carácter y por la educación. Ser hombre o mujer, con genitales masculinos o femeninos, no dependerá tanto del cuerpo, aunque dependa de él, sino de un complejo juego de identificaciones y contra identificaciones que hasta ahora han recibido el nombre de identidad de género (un concepto que en Psicología está dejando de ser utilizado como tal y siendo sustituido por transgénero, bigénero, género Queer).
La identidad sexual constituye no sólo una parte de la identidad, también es una parte nuclear de nuestro carácter y personalidad, pero la asignación de los significados de sexo precede a la simbolización en el primer año de vida, ya no podemos hablar solamente de género masculino o género femenino sino de Agencia, un concepto que engloba la capacidad de incorporar de forma activa lo que socialmente se considera masculino o femenino en una misma persona. Cómo ser mujer o cómo ser hombre es una cuestión que no se pueda banalizar, es algo que se inicia desde el momento del nacimiento, pasa por una época crítica como la adolescencia y no deja de ir transformándose a lo largo de los primeros años de la vida adulta.
Cuando hablemos de género pensemos que los mandatos sociales engloban qué es ser mujer y qué es ser hombre en el siglo XXI y en la forma en que se relacionan hombres y mujeres en la intimidad; relaciones que en muchas ocasiones producen sutiles diferencias y sufrimientos que pueden llegar a convertirse en maltrato psicológico primero y finalmente en maltrato físico, el único maltrato del que tenemos noticia por los medios de comunicación.
Para evitar el dolor, la desesperación y la muerte de mujeres, todos, padres, legisladores, políticos, educadores, y profesionales de la salud tenemos que estar implicados en la prevención porque, hoy en día, hay un aumento de maltrato entre los adolescentes y jóvenes y, en esto, somos responsables todos los adultos que rodeamos a estos jóvenes.
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