Por Rosario Castaño
El día Internacional de la mujer merece una reflexión; el Departamento de Formación del Instituto Palacios organiza, todos los años por estas fechas, el SAMEM, un congreso de Salud y Medicina de la Mujer, dirigido a médicos, porque desde siempre hemos defendido que la mujer tiene unas necesidades concretas en cuestiones de salud, un ejemplo clarificador es que, apenas hace veinte años, todas las investigación clínicas se hacían sólo con hombres y los resultados se aplicaban a toda la población en general, con los numerosos inconvenientes que eso implicaba.
Este año quiero destacar dos noticias:
La buena, hace referencia a la prevención y detección precoz del cáncer, ya podemos acceder a métodos diagnósticos de detección precoz del cáncer de colon con un simple análisis de sangre, y a la detección del riesgo genético de desarrollar un cáncer de mama.
La mala, tiene que ver con la violencia de género, y con datos escalofriantes, son dieciséis mujeres muertas en lo que va de año a manos de sus parejas o ex parejas, y una de cada tres mujeres europeas sufre maltrato psicológico.
Los medios de comunicación dan la noticia de agresiones físicas y de muertes pero, no podemos olvidar que la violencia contra las mujeres no es sólo física, el maltrato empieza siempre a nivel psicológico y es muy difícil de detectar por varias razones:
- Empieza y se hace de forma sutil y constante
- Viene de la pareja en un ambiente de confianza, con mensajes de “lo hago por ti, porque te quiero, o porque es necesario”
- Siempre busca la posesión y el poder sobre la mujer y está cargado de connotaciones sexuales
- En todos los casos, es producto de una educación que desvaloriza a la mujer a todas los niveles.
Ninguna mujer merece ser maltratada, no hay excusas, ninguna, ni por amor ni por ningún otro motivo, y todos somos responsables de que esto no ocurra; la salud pasa por el acceso a una atención sanitaria de calidad, pero comienza por el bienestar general de la persona, por el respeto a su dignidad, a su identidad, a sus necesidades y deseos, a sus proyectos, a todo lo que la eleva a la categoría de persona con plenos derechos y deberes. Sólo llevamos 100 años celebrando este día; cuando digo a mi pareja “Quiéreme” doy por hecho que estoy diciendo “Quiéreme bien” pero…algunos todavía no lo entienden, y en esto la educación en la igualdad es muy importante.