Entrevista realizada a Rosario Castaño por Celia Arroyo
C.A: Muchos padres tienen dudas sobre el papel que juegan en la educación afectiva-sexual de sus hijos. ¿Tenemos que hablar de sexo con nuestros hijos?
R.C: Sí, por supuesto. No podemos obviar la sexualidad porque está presente en nuestras vidas desde el principio. Nacemos fruto de una relación sexual y somos seres sexuados. La primera clasificación que la sociedad va a hacer de nosotros es en relación a nuestro sexo. Nacemos niños o niñas, y eso conlleva que desde ese momento ya se generan una serie de expectativas sobre cada uno de nosotros que configuran lo que llamamos género. Por ejemplo, qué se espera de una mujer o de un hombre, cuáles son los valores que imperan en cada familia y cada grupo social.
El problema es que asociamos la sexualidad a algo que comienza en la pubertad y no es así. Es cierto que en la adolescencia es cuando surge la sexualidad genital, sin embargo en la infancia ya se va desarrollando la sensualidad, que está relacionada con la ternura, el cariño y la empatía. Todo ello forma parte de la sexualidad y por lo tanto del desarrollo evolutivo de cada niño y niña.
C.A: Hablar de sexo con nuestros hijos desde pequeños parece muy complicado. ¿Cómo podemos hacerlo?
R.C: Educamos a nuestros hijos relacionándonos y transmitiéndoles nuestras ilusiones, esperanzas y también nuestros temores de forma consciente e inconsciente, aunque enseñar suponga un acto consciente donde les explicamos algo concreto. Los niños y niñas empiezan a preguntar desde muy temprana edad. A los tres o cuatro años ya se les ocurren preguntas que tienen que ver con el sexo. Suelen tener curiosidad, un rasgo que se asocia a inteligencia, y tenemos que aprovechar esa curiosidad. En cuanto desarrollan el lenguaje empiezan a realizar preguntas del tipo: ¿De dónde venimos? ¿Cómo se hacen los niños? ¿Cómo nacemos? ¿Cómo funciona el mundo? ¿Qué hacen mis padres cuando están solos? Esta última pregunta no está hablando del acto sexual en sí, sino del lugar que el niño ocupa en la familia, porque él no forma parte de la pareja y eso es algo que tendrá que ir aprendiendo para llegar a ser un adulto autónomo.
Lo importante es contestar a sus preguntas adaptando nuestro vocabulario a su desarrollo evolutivo y transmitir nuestros valores con respecto a la sexualidad para que ellos puedan construir los suyos propios. Asimismo, es interesante que les transmitamos seguridad y confianza sobre aquello que quieren saber.
C.A: ¿Entonces, inconscientemente estamos dando información sexual a nuestros hijos desde que nacen?
R.C: Sí, así es. Una cosa es dar información, que se puede transmitir de forma inconsciente, sin darnos cuenta, y otra es educar. Con los hijos nos relacionamos, nos ven actuar, observan cómo se relaciona la pareja en el día a día, cómo se transmite el cariño, el respeto, cómo se ayudan o se enfadan, y cómo son queridos y/o aceptados por sus padres. En esa convivencia ya se transmiten actitudes y valores sin que intervenga el lenguaje. En la mayoría de las ocasiones se trata de conductas implícitas, es decir, inconscientes. Sin embargo, cuando hablamos de educar nos referimos a un acto consciente, de ahí la importancia de hablar de sexo con nuestros hijos desde que son pequeños.
C.A: ¿Puedes poner un ejemplo de adaptar el lenguaje al desarrollo evolutivo?
R.C: Hay muchos ejemplos cotidianos. Cuando un niño o niña ve que su madre está embarazada seguramente querrá saber cómo ha entrado su hermanito en la barriga, o cuando se ven en la guardería o en la casa con otros niños del sexo opuesto, quieren saber qué tienen de diferente. En estos casos es sano contestar de forma honesta y con un lenguaje que el niño y la niña puedan entender. Les calmará más el tono de lo que se dice que lo que se cuenta… porque lo importante para ellos es que haya respuesta. Enseguida volverán a jugar y a prestar atención a otro asunto porque se sentirán cómodos y seguros ante la tranquilidad de los mayores.
C.A: A la mayoría de los padres les preocupa especialmente cómo hablar de sexo con sus hijos en la adolescencia. ¿Cómo hablamos de sexo con un adolescente?
R.C: La adolescencia es un momento difícil, que exige tener mucha sensibilidad, pero no tenemos que tenerle miedo. Obviamente será más fácil hablar de sexo con nuestros hijos si lo hemos hecho desde el principio, es decir, si antes ha habido una relación fluida y espontánea en ese aspecto. Es importante no ser intrusivos. Es un momento en el que lo que tenemos que hacer es facilitar esas conversaciones, estar disponibles para sus dudas. En general es mejor esperar a que sean ellos los que pregunten pero siempre haciéndoles saber que estamos ahí y que vamos a contestarles.
C.A: ¿Cuáles son los principales problemas que tienen los padres para hablar de sexo con sus hijos?
R.C: Yo diría que hay tres problemas habituales:
En primer lugar, la vergüenza. Para algunos padres puede resultar un poco incómodo hablar de sexo con sus hijos. Es un sentimiento normal, pero eso no debe hacer que eludamos la importante función que cumplimos en el desarrollo sexual y afectivo de nuestros hijos.
Otra dificultad que tienen algunos padres es el hecho de que la sexualidad adolescente enfatiza que su hijo se hace mayor, que ha dejado de ser un niño. Pueden tener la fantasía inconsciente de que si no hablan de sexo, su hijo seguirá siendo un niño, y eso puede ser un obstáculo, porque no le estamos preparando adecuadamente para ser un adulto responsable e independiente.
Por último, a algunos padres les preocupa no poder responder a las preguntas de sus hijos. No pasa nada, no tenemos que saberlo todo. Debemos poner a disposición de nuestros hijos la ayuda de los profesionales que puedan resolver sus respuestas, por ejemplo en el caso de las chicas va a ser muy importante la figura del ginecólogo y debemos animarlas a que cuando vayan pregunten lo que quieran y explicarles que eso queda dentro del secreto profesional, entre ella y su médico. A veces nuestros hijos querrán saber pero sentirán vergüenza a la hora de preguntarnos. Si nosotros no podemos responder por la razón que sea, debemos poner los medios para que puedan preguntar a un profesional.
C.A: ¿Cuáles son los principales errores que cometen los padres en la educación sexual de sus hijos adolescentes?
R.C: Podríamos hablar de tres grandes errores:
El primer error se produce cuando se evita a toda costa hablar de sexo con nuestros hijos, negando la sexualidad en general y su propia sexualidad.
El segundo, ocurre cuando hablamos con nuestros hijos como si fuésemos sus amigos. Esto es un error muy peligroso. Cuando nos comportamos como amigos de nuestros hijos les estamos dejando huérfanos, estamos ocupando un rol que no es el que nos corresponde. Los padres tienen que ser la guía, tienen que poner los límites y enseñar los valores. Ellos ya tienen sus amigos, con los que compartirán una información distinta. Los padres tienen que ser un lugar seguro del que puedan alejarse y al que puedan regresar. Cuando nos convertimos en amigos de nuestros hijos les estamos dejando desprotegidos.
El tercer error es cuando transmitimos sólo preocupaciones en torno a la sexualidad. Algunos padres piensan que su rol es sólo proteger a sus hijos de los peligros del sexo, de las enfermedades de transmisión sexual y de los embarazos no deseados. Y lo que hacen es generar miedo en sus hijos. Debemos transmitirles a nuestros hijos que el sexo es una experiencia placentera, que forma parte esencial de la vida afectiva del adulto y que como todo tiene unas reglas. Dentro de esas reglas, ellos podrán disfrutar y crecer como personas.
C.A: Para terminar, ¿podrías hacer un resumen de aquello que sí debemos hacer para tener una buena comunicación sexual con nuestros hijos?
R.C: Aprovechar su curiosidad para ir dando información a nuestros hijos adaptada a su lenguaje y a su nivel de desarrollo evolutivo.
-No evitar hablar de sexo ni ser demasiado intrusivos con nuestros hijos adolescentes, estar disponibles para sus preguntas.
-Facilitarles la comunicación con profesionales que puedan resolver sus dudas.
-Asociar el sexo a la afectividad y al desarrollo personal promoviendo actitudes y conductas responsables sin infundir miedo.
C.A ¿Nos recomendarías alguna lectura para padres que estén preocupados con sus hijos adolescentes?
R.C: Hay muchas publicaciones. Creo que pueden ser de utilidad los siguientes libros que tratan no sólo de la sexualidad, porque considero que el sexo forma parte de un conjunto de aspectos de la educación y debemos ver esa educación como algo global.
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