Hiperémesis gravídica

Dra. Mariella Lilue

Directora médica Instituto Palacios

Las náuseas y vómitos en el embarazo es la afección y síntomas más común, que ocurre desde el principio de la gestación (semana 4 aproximadamente) y usualmente dura hasta acabado el primer trimestre (semana 14), pero en algunos casos la paciente continúa hasta la semana 20 o más.  Las náuseas ocurren en el 75% de las gestantes mientras que los vómitos en un 50%.  La forma más grave de vómitos en el embarazo es lo que se denomina hiperémesis gravídica.

¿Qué la hiperémesis gravídica y cómo se trata?

Es una afección que ocurre durante el embarazo,  que se caracteriza por vómitos continuos e intensos, que pueden ocasionar dificultad para comer y beber líquido. En su espectro más severo puede llevar a la deshidratación, pérdida de peso, trastorno metabólico y de electrolitos, y finalmente daño renal o hepático. Afortunadamente solo sólo se presenta en el 2% de los embarazos aproximadamente.

Se ha escrito mucho sobre las causas de esta afección, se debe principalmente a que durante el embarazo existe una hormona característica que es la beta HCG (gonadotrofina coriónica humana), que es la responsable de mantener el embarazo, pero que en algunas pacientes pueden ocasionar náuseas y vómitos;  en pacientes más sensibles a esta hormona o que la tienen en un nivel más elevado (por ejemplo en embarazos gemelares)  puede presentar la hiperémesis gravídica. También mujeres que hayan experimentado la enfermedad en un embarazo anterior son más propensas a volverlo a experimentar, en las que están en su primer embarazo (primigesta), o en embarazos  adolescentes entre otras.

La enfermedad es muy amplia, puede ser leve, pero en casos más severos puede requerir hospitalización e incluso hidratación y alimentación parenteral (vía endovenosa).   Usualmente la paciente se presenta con 30 o más episodios de vómitos al día, debilidad, cansancio, mareos…; estas pacientes deben buscar atención médica.

Realmente el feto no se ve afectado, a menos que la paciente se deshidrate (pérdida de líquidos de más del 5%) o tenga impedimentos para alimentarse; sin embargo si la paciente es seguida y tratada por su médico (podría requerir hospitalización en algunos casos  para hidratar y dar los nutrientes adecuados a la paciente) el feto no se vería afectado.

A las pacientes que sufren de náuseas y vómitos del embarazo se les recomienda alimentarse en poca cantidad muchas veces al día,  con alimentos fríos y solidos (evitar las bebidas calientes), además se les recetan  medicamentos antieméticos para aminorar las  náuseas.  Pero si con eso no consigue hidratarse ni alimentarse adecuadamente, debe consultar con su médico nuevamente para evitar la deshidratación  y las posibles complicaciones.