La importancia de la vitamina D3

Entrevista a la dietista- nutricionista, Mariana Álvarez sobre la importancia de la vitamina D3: Qué es, para qué sirve y sus beneficios.

1- ¿Qué es la vitamina D3 y cuál es su función en el organismo?

M.A.: La vitamina D3 es una sustancia soluble en grasas, motivo por el que se encuentra dentro del grupo de las vitaminas liposolubles. Esta sustancia en el organismo sufre varias transformaciones hasta convertirse en su forma biológicamente activa.

Su principal función en el organismo es mantener en nuestra sangre niveles de calcio y fósforo adecuados, si los niveles de estos minerales disminuyen se afectan algunos procesos celulares, la función neuromuscular y la osificación de nuestros huesos.

También hay evidencias de que participa en la producción renal de renina (una enzima que regula la tensión arterial) o en la secreción de insulina (hormona que tiene varias funciones y entre ellas regular la cantidad de glucosa en sangre).

2- ¿Cuáles son los beneficios de la vitamina D3?

M.A.: Como hemos dicho anteriormente, es protagonista de varios procesos en el nuestro cuerpo pero podríamos destacar los más importantes como:

HUESOS Y DIENTES: es la encargada de que el calcio sea correctamente absorbido, situación que cobra especial importancia con el paso de los años. Su presencia es fundamental para mantener la salud ósea y la prevención de la osteoporosis en adultos o el raquitismo en niños. Con los dientes tiene una implicación similar.

SISTEMA INMUNITARIO: junto con la vitamina C es la encargada de reforzar el sistema inmune y repeler el ataque de agentes patógenos, situación por la cual previene la aparición de enfermedades autoinmunes.

SISTEMA NERVIOSO:  al ser el calcio un mineral imprescindible para la transmisión de los impulsos nerviosos, y la vitamina D un complemento esencial para que este cumpla su función correctamente, tiene beneficios a este nivel y es necesaria también en la absorción del fósforo y para poder llevar a cabo los procesos de contracción muscular de manera correcta.

 3- ¿Qué síntomas produce la carencia de vitamina D3?

M.A.: Si la deficiencia de vitamina D3 es leve no suele producir ningún síntoma, cuando hablamos de una deficiencia significativa se ponen en marcha mecanismos que dan como resultado la pérdida de densidad del hueso, una mineralización defectuosa, pueden aparecer molestias musculares y óseas, aumenta el riesgo de fracturas y hay una mayor predisposición a las caídas en edades avanzadas.

El déficit de vitamina D3, como ya hemos mencionado, puede causar raquitismo en niños, osteomalacia, osteoporosis y se conoce que tiene relación en diferentes enfermedades como diabetes, hipertensión, enfermedades autoinmunes, cardiovasculares y cáncer.

4- ¿Es frecuente el déficit de vitamina D3 en España?

M.A.: Si, en España, a pesar de que es considerado un país con una climatología ideal para que la síntesis cutánea sea posible, últimamente se ha visto que los niveles generales son similares e incluso inferiores a los de otros países en los que el clima no es tan favorable.

La causa más frecuente de déficit de vitamina D3 es la falta de exposición solar, asociada a nuestro estilo de vida, cada vez más sedentario y alejado de la naturaleza a lo que se le suma que la efectividad de nuestro sistema de producción de vitamina D pierde eficacia a medida que pasan los años y si añadimos el uso de protectores solares de alta protección que es una recomendación de las autoridades sanitarias para prevenir el cáncer de piel, la situación se complica aún más.

5- ¿Cómo puedo aumentar los niveles de vitamina D3 y cuáles son los alimentos que contienen más vitamina D3?

M.A.: Teniendo en cuenta que la vía principal para la producción de vitamina D3 es la síntesis cutánea, en líneas generales bastaría con unos 10-15 minutos de exposición solar sin protección unos 3-4 días a la semana. Es importante que si superamos ese tiempo la exposición se haga con la pantalla solar correspondiente. Aún así, hay situaciones particulares como la intensidad del color de la piel, la ubicación geográfica o la efectividad del funcionamiento de esta vía.

La otra posibilidad es la de obtenerla a partir de alimentos como la yema de huevo, los pescados azules (grasos) o los lácteos. También hay alimentos enriquecidos como cereales, margarinas, bebidas vegetales, etc., que la pueden aportar.

Por último, en algunos casos, cuando la deficiencia es significativa, el médico prescribe suplementos que sirven para aumentar nuestros niveles.

Hoy día se encuentran en múltiples presentaciones y variedad de dosis. Una vez indicado el tratamiento, se van vigilando las cifras para poder retirar el suplemento en el momento que el facultativo considere. Es importante que tanto la analítica que determina los valores como la suplementación, el tipo y la dosis se hagan siguiendo el consejo de un profesional sanitario cualificado y nunca por nuestra cuenta.