No olvidemos la memoria: Ejercicios para hacer en casa

Alicia Conde
Psicóloga- Psicoterapeuta

La esperanza de vida es cada vez mayor en los países desarrollados, la población de ancianos es muy grande y una de sus principales preocupaciones y la de sus familiares es la pérdida de memoria y la posibilidad de acabar desarrollando la tan temida demencia.

Pero…¿qué es la memoria?. Según el diccionario de la Real Academia Española “Es la potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado”. Utilizo esta definición debido a que no existe un acuerdo entre los diversos estudiosos del tema para definir tan complejo término. Si por un momento nos pusiésemos a pensar en nosotros mismos sin recuerdos seguramente nos sentiríamos extraños y una gran sensación de angustia nos invadiría si sintiésemos que perdemos nuestra identidad.

Los tipos de demencias más conocidos son la enfermedad de Alzheimer y demencias vasculares propias de la edad. Ambas comparten en sus etapas iniciales los síntomas del deterioro cognitivo leve que se va produciendo cuando las personas se hacen mayores. Aunque el envejecimiento no es la principal causa de la demencia sí es un factor de riesgo. Tanto el deterioro cognitivo leve como los inicios de una demencia suelen ser más probables a partir de los 65 años, aunque cada vez aparecen más casos con un inicio más temprano.

Los síntomas más comunes y reconocibles en las primeras fases de la demencia suelen ser: Olvidos de los recuerdos más recientes. Pérdida de palabras y nombres. Poca retención de material cuando se lee un párrafo de un libro. Pérdida o extravío de objetos de valor. Disminución del rendimiento laboral y social. Pérdida de concentración. Incapacidad para realizar tareas concretas. Aumento de la ansiedad y negación de los síntomas. Dificultad para orientarse en el tiempo y con las personas. Cambios en el carácter.

Estos síntomas afectan al lenguaje, la memoria, la percepción, el comportamiento emocional y las habilidades cognitivas. Por eso es tan importante mantener el cerebro activo. Pensemos en él como un músculo más del cuerpo que sin actividad se atrofia poco a poco. A lo largo de mi experiencia trabajando con personas mayores he oído comentarios como: ¿Que tengo que hacer una operación matemática básica? Ya mejor utilizo la calculadora. ¿Qué hago por las tardes? Pues…¡Que voy a hacer yo a mi edad! sentarme y ver la tele. ¿Escribir? Ya se me ha olvidado. ¿Hablar? ¿Con quién? Vivo sola…y un largo sinfín de situaciones similares que muestran cómo algunas personas, a medida que cumplen años dejan de ejercitar su cerebro y comienzan a quejarse de continuos olvidos aunque, en realidad no es que hayan perdido capacidades sino que han dejado de ejercitar esas capacidades desde hace tiempo.

Se organizan Talleres de Memoria en Centros de día, Residencias, Centros especializados en Alzheimer y Centros culturales. Durante años he impartido estas clases y destacaría como principal ventaja el hecho de que por el simple hecho de acudir a estas actividades, se sale de casa y uno se relaciona con la gente, hay un ambiente distendido y cada uno realiza las tareas a medida de sus posibilidades, se desarrolla la capacidad de colaboración y una sana competitividad, e incluso algunos crean su propio grupo e inician una vida social independientemente del Taller de Memoria. Todo esto ayuda en gran medida a mejorar la autoestima y encontrar una forma más creativa de enfrentarse a las preocupaciones del día a día.

Algunas tareas que se pueden realizar en casa:
• Asociación de palabras. Por ejemplo: manzana, pie, sofá, lámpara, perro, ventana. Para recordarlas sería importante relacionarlas entre sí. Se puede establecer la siguiente conexión: Estaba yo sentada en el sofá, golpeando con el pie una manzana para jugar con mi perro. Una de las veces golpeé esta fruta tan fuerte que chocó con la lámpara del techo y acabó saliendo por la ventana.
• Memorización de pequeños textos.
• Ejercicios de cálculo básico. Por ejemplo restar mentalmente de siete en siete desde 100. Si no se puede se pondrá un objetivo más fácil, restar de tres en tres. Si es indispensable se utilizará el papel, si la complejidad de la operación lo exige. Pero nunca se utilizará calculadora.
• Ejercicios de vocabulario. Dado el comienzo de una palabra, por ejemplo CL- escribir o decir todas las que vengan a mi mente. Un ejemplo de ello sería: Clavo, claro, clarinete, clamor, clero, clima, etc. También podemos proporcionar la terminación –ON y así obtendríamos: camión, melocotón, portón, lección, et
• Presentación de una palabra como puede ser : F-A-R-M-A-C-E-Ú-T-I -C-O y formar palabras con las letras que la componen. En este caso podríamos obtener: rama, tema, taco, crema, entre otras muchas más.
• Realizar sopas de letras e incluso sudokus o crucigramas, mantienen la mente activa y ayudan a centrar la atención.
• Memorización de imágenes. Las podemos incluso obtener de cualquier revista, libro que tengamos en casa. Durante unos minutos observaremos la imagen y luego intentaremos recordar qué aparecía en las mismas.
Ejercitar la mente solo proporciona ventajas y es adecuado para cualquier edad, especialmente para las personas mayores con o sin deterioro cognitivo o con demencia incipiente.

Libros recomendados:
1) MEMORIEVOC. Programa neuropsicológico para la estimulación de la memoria. Autor: Laura López Clavijo. Editorial: CEPE
2) GIMNASIA PARA LA MEMORIA. Autor: Manuel Torreiglesisas. Editorial: Espasa Libros S.L.U. (2007).

Documental recomendado:
BICICLETA, CUCHARA, MANZANA. Director: Carles Boch