Entrevista a la nutricionista Mariana Álvarez
C.A.: Mariana, en tu experiencia, ¿Cuál es nuestra actitud ante las comidas navideñas?
M.A.: En general yo diría que la mayoría de las personas piensan que comer de más es inevitable en estas fechas y que sí o sí empezarán el nuevo año con unos kilos de más.
C.A.: ¿Pero es posible disfrutar de las comidas y cenas con familiares de amigos sin aumentar de peso ni poner en riesgo nuestra salud?
M.A.: Por supuesto que es posible y desde luego recomendable, pero para ello es importante manejar nuestras creencias y expectativas. Culturalmente la comida está presente en todo momento de nuestras vidas, especialmente en las celebraciones. La comida nos nutre, nos sacia pero además nos produce un enorme placer, que si no gestionamos adecuadamente vendrá seguido por un enorme sentimiento de culpa.
C.A.: ¿Qué efectos produce la alternancia entre los sentimientos de placer y culpa en nuestra conducta?
M.A.: Generalmente se activa la ley del “Todo o nada”. O bien se pospone la alimentación saludable hasta después de las fiestas; o lo que es aún peor, comenzando dietas de hambre antes o después de las navidades, pasando así del extremo de la ingesta excesiva a la escasez de nutrientes o a la eliminación de ciertos grupos de alimentos, que nos pueden llevar a situaciones de desequilibrio que nos pasarán factura más tarde o más temprano. En la alimentación, como en muchos procesos de la vida, la ley del todo o nada no sirve, hay que buscar el equilibrio, salir de los extremos. En Navidades podemos comer sin tener que sentirnos mal de haberlo hecho, sin tomarlo como la recompensa después del castigo o la despedida porque luego vienen “tiempos de guerra”.
C.A.: ¿Cómo podemos hacer para no dejarnos llevar por la ley del “todo o nada”?
M.A.: Es muy importante cambiar el chip. Algo que funciona muy bien es pensar que no son las últimas fiestas de nuestras vidas, afortunadamente estamos llenos de celebraciones y siempre o casi siempre hay comida y bebida de por medio. Cuando nos damos un permiso pensando que “solo es ese día” tendemos a pasarnos porque no habrá más que un permiso, entonces tomamos todo lo que podemos para aprovechar. En cambio si normalizamos la ingesta, la ración puede ser más pequeña y no desencadenar la ansiedad que produce “el sabor de lo prohibido” y que nos lleva a cometer el exceso y caer en el descontrol.
C.A.: ¿Cuáles son los principales errores que cometemos en estas fechas?
M.A.: Comer demasiado, sin disfrutar, con culpa, sin ser conscientes del acto de comer y saltarnos desayunos y meriendas, llegando a las comidas con más hambre y más ansiedad.
C.A.: Me ha llamado la atención que hables de no disfrutar de la comida como “un error” ¿Para comer bien es importante disfrutar comiendo?
M.A.: Sí, es muy importante, pero disfrutar no es engullir, es saborear. Podemos perfectamente disfrutar de la comida aunque no estemos en el peso saludable y sentir placer por ello sin pasarnos, sin castigarnos. Probar un poco de cada cosa, dejando sitio para lo siguiente y para los días que quedan. Ese ejercicio de comer, pausado, en la cantidad justa, disfrutando y conectando con la parte consciente es la que nos ayudará también a que no se nos quite el hambre en las siguientes comidas del día y podamos mantener el orden de las mismas.
C.A.: ¿Puedes darnos alguna idea de menús sabrosos y equilibrados para estas navidades?
M.A.: Por supuesto, una de las cosas que intento transmitir a mis pacientes y sobre las que elaboro los planes es que hay vida más allá del pescado a la plancha con las tristes hojas de lechuga. Creo que aunque aún queda mucho por hacer, hay una tendencia hacia a la alimentación saludable y equilibrada, consiguiendo platos exquisitos sin caer en las salsas grasas o los postres excesivamente calóricos. Si quieres para la semana que viene elaboro una propuesta de menú incorporando frutas y verduras de temporada a la mesa navideña con una combinación saludable.