¿Qué aspectos emocionales nos ayudan a adelgazar de manera saludable?

Septiembre es el mes de los buenos propósitos. Son muchas las personas que comienzan una dieta a la vuelta de las vacaciones para purgar los excesos cometidos durante el verano.

Sin embargo, no todas consiguen alcanzar sus metas y esto es debido no sólo a la elección de la dieta adecuada sino también al estado emocional en el que se encuentra la persona que quiere adelgazar.

Las probabilidades de éxito serán mayores en aquellas personas que gozan de buena salud mental. Por el contrario, para quienes presentan ansiedad y/o melancolía será más complicado perder peso.

Los trastornos de la conducta alimenticia merecen una mención aparte. Aquellas personas que presentan o han presentado en el pasado obesidad, bulimia o anorexia no sólo necesitarán supervisión médica sino que deben de contar con el apoyo de un profesional de la salud mental.

Muchos de los factores por los que fracasamos en nuestro intento de perder peso están ligados a aspectos psicológicos como las expectativas, la desconexión con el cuerpo o la no aceptación del mismo y la ansiedad. Todos estos factores influyen en los procesos de motivación, facilitando o dificultando que alcancemos nuestros propósitos.

Uno de los principales errores que cometemos es marcarnos metas poco realistas. Muchas mujeres fijan su objetivo en una talla sin tener en cuenta su altura y su constitución física. Por ejemplo una mujer que mide 1,70 difícilmente tendrá una talla 36 y si la tiene es muy probable que se encuentre en una situación de infrapeso. Lo mismo sucede con una mujer de caderas anchas, pierda los kilos que pierda, la propia estructura de su cuerpo no encaja con una talla 36. Lamentablemente vivimos en una sociedad que nos somete a un único estándar de belleza y nos induce a desear un cuerpo que en muchas ocasiones no se parece nada al nuestro.

A la hora de marcarnos una meta para perder peso es importante conocer y comprender cómo es nuestro cuerpo. La no aceptación del mismo, sólo nos producirá frustración y sufrimiento.

Otro error frecuente es buscar dietas milagrosas, queremos perder muchos kilos en muy poco tiempo, porque antes de empezar la dieta ya estamos pensando en volver a comer. Esto nos lleva a alternar periodos de mucha abstinencia con otros de “como todo lo que quiero”. Este comportamiento hace que nuestra salud se resienta, retroalimenta la ansiedad y constituye un factor de riesgo para el desarrollo un trastorno de la conducta alimenticia.

No existen las dietas milagrosas. Si queremos perder peso de manera saludable vamos a tener que tirar de voluntad, constancia y paciencia. Debemos plantearnos un cambio en nuestro estilo de vida, en nuestros hábitos de alimentación y ejercicio. La mejor opción para conseguirlo es ponerse en manos de un especialista, médico o nutricionista.

Hay gente que ha hecho tantas dietas que creen saberlo todo acerca de la alimentación, sin embargo cada persona es distinta y tiene distintas necesidades.

Ponernos en manos de un experto implica un compromiso con nosotros mismos y puede que eso nos asuste. Todos los cambios nos producen miedo, pues suponen alejarnos de nuestra zona de confort y lo primero que pensamos es que no vamos a poder. Además, desconfiamos de nuestras propias capacidades.

Un aspecto muy interesante de las dietas desde el punto de vista psicológico es cómo percibimos el hambre. El mercado está saturado de productos saciantes que tienen mucho éxito comercial. Vivimos tan desconectados de nuestros cuerpos que cuando el hambre hace ruido nos asusta. Asociamos el hambre con el dolor. La vivimos como una sensación desagradable que hay que eliminar de inmediato. Esta creencia genera una enorme ansiedad que está en el origen de la gran mayoría de los fracasos de las dietas de adelgazamiento. El hambre es una sensación corporal un tanto desagradable, pero es importante recordar que podemos continuar con nuestras actividades teniendo un poquito de hambre. Muchas personas se asustan ante el hambre, dejan que esa sensación lo inunde todo. Esto es especialmente frecuente en las personas que utilizan la comida como paliativo de situaciones de ansiedad.

¿Cuáles son los errores más frecuentes al comenzar una dieta?

  1. Expectativas no realistas basadas en dietas rápidas y fáciles
  2. No tener una auténtica implicación en ese proyecto personal
  3. No organizar la logística a corto y medio plazo
  4. Aislarse del entorno, nos da vergüenza decirlo por si no lo conseguimos
  5. No confiar plenamente en las directrices del médico, prefiriendo el consejo de amigas o personajes famosos.

Recomendaciones para bajar de peso de manera saludable:

  • Márcate objetivos realistas. El médico te ayudará a saber cuántos kilos tienes que perder en función de tu talla, edad y complexión física.
  • Sigue las recomendaciones del médico, confía en sus conocimientos.
  • Piensa en la dieta como un acto para sentirte mejor con tu cuerpo, no como una fantasía de obtener un “cuerpo perfecto”.
  • Recuerda que tu mejor aliado eres tú misma, será tu voluntad y esfuerzo los que consigan que alcances tus metas.
  • Ponte metas a corto plazo, sin perder de vista el objetivo final. Concéntrate por ejemplo en “seguir la planificación de comidas del día”.
  • Celebra cada pequeño logro durante el proceso.
  • No fijes tu atención en las restricciones sino en lo bien que te vas a sentir cuando consigas tu objetivo.
  • No tengas miedo del hambre, es sólo una sensación corporal que puedes controlar y con la que puedes seguir realizando tus actividades.
  • Si te saltas la dieta no te flageles, simplemente vuelve a empezar.

Celia Arroyo

Psicóloga y psicoterapeuta