Dr. Santiago Palacios
Director del Centro Médico Instituto Palacios
Estoy preocupado, todos sabemos que para ser buenos médicos debemos estar continuamente informandonos y formándonos. Hace pocas décadas podía suceder que un medico recién graduado pasara el resto de su vida sin volver a formarse, pero en los últimos años esto ha cambiado en Europa.
Pese al cambio, el sistema en España ha sido un poco ambiguo. Me explico, los diferentes gobiernos que ha habido en España han criticado a la industria farmacéutica con la boca grande, señalándola como responsable de sesgar la formación, para sus propios intereses comerciales, que ofrecen a los profesionales de la medicina. Pero, al mismo tiempo, con la boca pequeña decían que era necesario que esta industria pagara la formación continuada en el sector, ya que prácticamente no hay dinero público destinado a tal propósito. De hecho, los laboratorios farmacéuticos han sido, hasta ahora, los únicos que han financiado la formación continuada de los médicos en España. Por su parte, las sociedades científicas se lavan las manos sin invertir su dinero en la formación de sus asociados, mientras si lo hacen a través de las casas farmaceutica.
Ahora que hay crisis, ¿quién se va a encargar de financiar la formación continuada?.
Las casas farmacéuticas han reducido de manera drastica sus gastos en formación medica, aduciendo los recortes económicos y las continuas restricciones para poder hacerlo. No creo que lo haga el Estado, ya que no tiene ni dinero ni la voluntad de hacerlo; y las sociedades cientificas se nutren del dinero de las compañías farmaceuticas, por lo que no suponen una alternativa por si solas, y además no tienen la organización necesaria.
¿ Serán entonces los hospitales quienes se encarguen de la financiación, o seremos los medicos?.
Hasta cierto punto, el sector de la medicina privada debería encargarse de esta tarea, pero no por completo. Y este no es el caso de los médicos que trabajan para la medicina pública.
Como ven, la situación no es facil de resolver.
Mi opinión es que las instituciones, tanto públicas como privadas, junto con las sociedades científicas, deberían ser los encargados de mantener la formación continuada. Con esto se lograría que la participación de las compañías farmacéuticas fuese menor y estuviese controlada por las sociedades cientificas, lo que aplacaría la controversia actual sobre la rigurosidad del carácter científico, frente al comercial, de la formación que reciben los médicos. Por otra parte, hospitales públicos, privados y centros de salud garantizarían el rigor científico en congresos y cursos especializados, así como la asistencia y aprovechamiento de los mismos por parte de los profesionales de la medicina.
Creo que en los próximos años veremos grandes cambios, pero durante este tiempo, debemos hacer todo lo posible para que no disminuya nuestra formación.