¿Ser madre ha perdido importancia para las mujeres?

Rosario Castaño y Celia Arroyo protagonizan esta sección. Ambas son psicólogas, terapeutas relacionales, pero cada una pertenece a una generación distinta. Ambas intercambian su punto de vista sobre distintos aspectos de la actualidad femenina.

Rosario Castaño y Celia Aroyo

C.A.: ¿Cómo son las madres de hoy, en qué se diferencian de las de tu generación?

R.C: Las madres de hoy son mujeres que generalmente tienen hijos muy tarde, muchas en el límite de su fertilidad. Han sido educadas para que sean autónomas y les cuesta encontrar el momento para tener hijos, por motivos laborales, porque quieren viajar, etc. Cuando una mujer tiene hijos pierde cierta capacidad de autonomía, al menos mientras sus hijos son pequeños y a las mujeres de tu generación les cuesta asumir esa pérdida transitoria de autonomía.

C.A.: Pero eso no tendría que ser así, quiero decir, por supuesto que se pierde autonomía, en tanto en cuanto, hay que ocuparse de un ser humano que depende de ti para todo, sin embargo la organización social entorno a la maternidad dificulta que las mujeres sean madres porque seamos sinceras, ser madre hoy en día es un acto de heroicidad. Las mujeres de mi generación tenemos ganas de gritárselo al ginecólogo en cada revisión anual, cada vez que nos dicen que si queremos tener hijos vamos tarde. Entiendo que el médico nos habla desde el punto de vista biológico, pero es que es muy difícil.  Yo cada vez tengo más pacientes que acuden a terapia muy estresadas porque su nueva condición de madre las sobrepasa y además se sienten culpables por ello. A menudo dicen que tienen “depresión postparto” y lo que tienen es un estrés enorme.

R.C.: No es fácil compaginar la maternidad con jornadas de trabajo interminables ni con el desarrollo profesional. Si se solicita reducción de jornada, la carrera profesional se estanca. Luego está el tema de las guarderías, que son caras, no hay guarderías para todo el mundo, el acceso a guarderías es complicado. La baja por paternidad tampoco ha ayudado mucho, porque son pocos días y porque muchos hombres no la solicitan, no está bien visto. No se erotiza la maternidad ni la paternidad.

C.A.: Para que todo el mundo nos entienda, ¿A qué te refieres cuando dices que no se erotiza la maternidad?

R.C.: Erotizar significa dar importancia,  a nivel ético, a nivel simbólico, no sólo darle un valor a nivel económico. Es decir, tú puedes valorar a nivel económico la maternidad y dar ayudas a la familia, pero si ésta no tiene un valor simbólico, un valor ético digamos, no vamos a conseguir nada. La maternidad ahora no significa poder, significa pérdida.

C.A.: ¿Estás diciendo que ser madre ha dejado de ser importante a nivel social?

R.C.: Sí, y eso hace que a las mujeres no se las cuide cuando son madres, ni a nivel social, ni económico, la falta de protección a las madres, hace que las mujeres pierdan autonomía, que vuelvan a ser dependientes o tengan que escoger entre maternidad y desarrollo profesional.

C.A.: ¿Y no crees que la falta de erotización de la maternidad está relacionada con la desvalorización que se le da a todo lo que tradicionalmente han hecho las mujeres? Madre y matrimonio, proceden de la misma palabra latina Mater, Matrix. La palabra matrimonio se refería al estatus jurídico de una mujer casada y su maternidad legal. Mientras que Padre procede de Pater, el que se ocupa del patrimonio. Mientras el patrimonio sigue erotizado y la mujer ha accedido a él, la maternidad continua deserotizándose.  Yo creo que el feminismo ha avanzado permitiendo que las mujeres ocupen lugares que antes estaban sólo restringidos a los hombres, pero no ha conseguido erotizar lo tradicionalmente femenino. La labor que históricamente han hecho las mujeres sigue muy desvalorizada en el nivel social.

R.C.: Tienes razón, está erotizado el trabajo y la autonomía, digamos que el espacio público donde la mujer participa sí está erotizado, es decir nosotras como mujeres podemos trabajar, podemos elegir el tipo de estudios que queremos realizar, el tipo de trabajos más o menos con ciertas limitaciones,  pero el espacio privado, el hogar, lo que se considera el espacio de uno mismo, el refugio de uno mismo, eso no está erotizado. Se ha erotizado a la mujer soltera, el término de single es un ejemplo de ello, pero si tú te casas y quieres crear una familia estamos utilizando los mismos términos tradicionales, es decir la mujer en casa y con la pata quebrada y el hombre fuera ganando dinero porque de hecho, el hombre tiene un sueldo mayor que la mujer, no hablemos solode las clases sociales altas que tienen ayudas a todos los niveles. En las clases medias-bajas el sueldo de la mujer es menor que el del hombre aunque trabajen las mismas horas. A mí me parece terrible. El espacio íntimo, privado es algo que es necesario y está ahí, pero no sabemos qué hacer con ese espacio. Es algo tan privado que parece que no le interesa a nadie, cuando en realidad no es tan privado, porque yo creo que el espacio privado es una caricatura, una extensión de lo que nosotros traemos de fuera. Nosotros no somos seres individuales metidos en un rinconcito. Te digo una cosa, si no hemos erradicado la violencia de género es en parte por esa disociación que hay entre el espacio público y el privado.

C.A.: Sin embargo, a las mujeres de mi generación, nos cuesta valorar el trabajo que han hecho y hacen las mujeres en la esfera de lo íntimo. El cuidado de los niños, de los mayores, de los enfermos…y ya si hablamos de otras tareas es un tabú, algo de lo que no se habla, porque no es sexy.

R.C.: ¿Te refieres a las labores tradicionales de cocinar y limpiar? Es tan tabú que te cuesta decirlo. La función femenina de limpiar, cocinar, llevar las tareas de la casa, no sólo no está erotizado, al contrario es algo pesado, algo que se ha vuelto hasta vergonzoso para algunas mujeres. Y sigue siendo un trabajo de mujeres, donde se paga a otra mujer para hacerlo, nunca a un hombre. A mí me llama mucho la atención el anuncio de IKEA Me digo, ¡qué listos han sido los de IKEA!, cómo han cazado la falta tan grave que tenemos en nuestra sociedad de que el espacio privado ya es un espacio tan aislado que hasta los mismos individuos dentro del grupo hacen vida aislada dentro de la casa.

C.A.: El slogan de Ikea  Nada como el hogar para amueblarnos la cabeza”, que gran verdad, a pesar de lo difícil que es erotizar el espacio íntimo… ¿Qué crees que hace falta en una sociedad para que se erotice la maternidad?

R.C.: Para empezar que tanto los hombres como las mujeres valoren y se impliquen en el cuidado del espacio íntimo, que le den importancia y ayudar  a nivel social y económico tanto a los padres, como a las madres que quieren ser madres, con o sin pareja. El hijo que traen al mundo es un hijo que es de la sociedad y que necesita ayuda. Para las mujeres ser madre no debería ser sinónimo de pérdida de autonomía, de vuelta a la dependencia y para los padres… los padres tienen que participar en lo emocional, no sólo en el sustento económico y la sociedad tiene que apoyarles, no puede ser que se esté mal visto coger la baja por paternidad.